Sobre la huella de antiguos estudiantes

 

Dos de las principales instituciones educativas de España nacieron en Alcalá

 

 

El mes de septiembre es el mes de la “vuelta al cole”, un momento en que los políticos vuelven a acordarse de la educación a la que no prestan atención el resto del año, y eso que es clave para la formación de los nuevos ciudadanos.

 

Una educación a la que España nunca le ha dado una excesiva importancia, como deja claro el hecho de que hasta nueve reformas educativas se hayan aprobado en los últimos cincuenta años. Así la Ley General de Educación, la LOECE,  la LODE, la LOGSE, la LOE, la LOMLOE, la LOCE, o la LOMCE han sido protagonistas de la historia de la educación en el país en los últimos tiempos.

 

Pero el origen hay que buscarlo mucho tiempo atrás, y a muy pocos kilómetros de Madrid. Así una ciudad tiene el enorme orgullo de poder decir que dos de las principales instituciones educativas de la historia de España se fundaron en su término municipal.

 

Pero vamos al principio. Con la llegada de los romanos, allá por el siglo primero se fundan las primeras instituciones educativas de la historia del país. En concreto, la primera academia de la que se tiene constancia nacía en Huesca en el 80 aC, y fue el mismísimo Sertorio el que la puso en marcha.

 

Años después los fundadores de Complutum en pleno Cerro del Viso decidieron bajar al llano para fundar a orillas del Camarmilla una urbe moderna. La nueva Complutum era una ciudad con todos los servicios, y entre ellos se encontraba un colegio. Y es que la familia de los Anios fundó una escuela para jóvenes patricios que mucho tiempo después será conocida como la Casa de Hyppolitus.

 

Y es que la historia de este primer colegio moderno de España estuvo enterrada durante casi dos mil años teniendo que esperar a que las obras de la segunda Ciudad Deportiva de Alcalá descubriesen su legado.

 

Cierto es que ya a finales del siglo XIX se realizaron unas primeras excavaciones, pero solo sirvieron para provocar el saqueo del yacimiento. Así, será en 1990 cuando comiencen los trabajos en serio, y muy especialmente desde 1998 cuando la UNESCO incluye Alcalá en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

 

En concreto, los trabajos arqueológicos descubrieron unos vestigios de época romana que en un principio se pensó que formaban parte de una antigua casona, como había sido la Casa de los grifos descubierta años antes. Pero la historia era muy diferente. La llamada Casa de Hyppolitus era en realidad la sede del Colegio de Jóvenes de Complutum, una suerte de complejo educativo creado por la familia Anio para formar a las futuras élites de la época, y por eso era un recinto con todas las comodidades.

 

De hecho, lo que hoy se conserva son las termas y jardines, además del impresionante mosaico que preside la sala central, y que da nombre a la casa. Un mosaico diseñado por un tal “Hyppolitus” del que se desconoce todo, pero que debió ser un artista muy importante en su época para dejarle firmar la obra.

 

Todo apunta a que Hyppolitus fue un artista especializado en la elaboración de mosaicos, probablemente de origen tunecino, que se trajo de su tierra materiales únicos para la elaboración de una de los primeras “láminas educativas” de la historia, pues no en vano, el mosaico que ocupa la estancia principal del yacimiento no es otra cosa que eso, al poder verse, con todo lujo de detalles, la fauna marina del Mediterráneo, algo que fue clave para descubrir la función educativa del espacio.

 

Y probablemente, tanto Complutum como la Casa de Hyppolitus guardaban muchos más secretos, pero las obras de construcción del barrio de Reyes Católicos en los años 70 destruyeron la mitad de la ciudad romana.

 

A pesar de ello, los jardines, de los que solo se ha desenterrado una parte, son uno de los mejor conservados de la Península Ibérica, y cuentan con zona para reuniones y capacidad para unas 80 personas. Además los análisis han permitido descubrir que el jardín estaba lleno de especies exóticas, como cedros, jazmines, tilos o hasta pelícanos, lo que da idea de lo elitista del complejo.

 

También existía un ara dedicada a Hércules que fue lo primero que se excavó allá por el siglo XIX, y que terminó en el Museo Arqueológico Nacional. Como era de esperar, a lo largo de los siglos su estructura fue cambiando, procediéndose a una remodelación integral en el siglo III o IV, que es la que puede verse hoy en Alcalá.

 

Los visigodos transformaron la escuela en una iglesia con cementerio, y durante la Edad Media las piedras serán utilizadas para otras construcciones, por lo que en el siglo XVIII  la ciudad de Complutum y la casa de Hyppolitus quedarán enterradas bajo campos de cultivo.

 

Y siguiendo con la historia de la educación, durante la Edad Media la transmisión del conocimiento se concentrará en la Iglesia. Las catedrales crearán “escuelas catedralicias” donde se dará enseñanza a los sacerdotes y, al ser el único espacio de Educación, también a los seglares. En el siglo XIII, Alfonso VIII convierte a una de estas escuelas, la palentina en Estudio General; y Alfonso IX hace lo mismo seis años después con Salamanca.

 

El Estudio General de Salamanca se transformará, con Alfonso X el Sabio, en Universidad allá por 1253, naciendo en la ciudad castellano leonesa los primeros colegios. En 1293, en concreto un veinte de mayo, el rey Sancho IV de Castilla convierte la escuela catedralicia de Toledo en el Estudio General de Alcalá de Henares, una “proto universidad” que crecerá dos siglos después cuando el Papa Pío II otorgue una bula para la creación de tres Cátedras de Artes y Gramática.

 

Todo esto será utilizado por el Cardenal Cisneros, alumno del Estudio General, para crear la “Complutensis Universitas”, a través de tres Bulas pontificias concedidas por Alejandro VI el 13 de abril de 1499. Cisneros, que antes de conseguir las Bulas ya había empezado a comprar terrenos (no en vano el campus universitario de Alcalá será el primero del mundo que reproduce la estructura de “Civitas Dei”, un modelo exportado por todo el globo), pondrá la primera piedra de la Universidad de Alcalá un 14 de marzo de 1501, si bien los primeros alumnos no entrarán en las aulas hasta 1508. Entre ellos, por cierto, el mismísimo Santo Tomás de Villanueva.

 

Rápidamente la Universidad de Alcalá fue creciendo, creándose hasta cinco facultades en los dos años siguientes; Artes y Filosofía, Teología, Derecho canónico, Letras y Medicina. Ante el crecimiento de la Universidad, Cisneros crea unas normas reguladoras de la comunidad universitaria, las llamadas “Constituciones del Colegio Mayor de San Ildefonso”, una auténtica revolución para la época, pues hasta entonces el saber sólo estaba en manos de la Iglesia.

 

Y es que Cisneros buscaba, además de formar eclesiásticos, poner en marcha una futura élite que dirigiese los asuntos de la Monarquía, y lo hizo con una estructura “proto democrática” para su Universidad. Así la Cisneriana crea el cargo de “rector” elegido entre los alumnos del Colegio Mayor de San Ildefonso, y que será la figura institucional que represente a la Universidad. Un figura que tendrá como contrapunto la del Canciller, el Abad de la iglesia de los Santos Justo y Pastor, que será el encargado de otorgar los grados académicos.

 

Obviamente, ambos cargos tendrán enfrentamientos a lo largo de la historia de la institución hasta el punto de que el Canciller, que en otras universidades será conocido como Maestrescuela, tendrá que dotarse de su propia policía, ya que los alumnos universitarios no estaban sometidos a la jurisdicción civil.

 

Tras la fundación del Colegio Mayor de San Ildefonso, Cisneros crea otros seis colegios denominados “menores”, según la especialización de sus alumnos. Tras la muerte de Cisneros, el número de colegios menores se multiplica, sumando a los originales los creados por órdenes religiosas, militares, diocesanas, reales o privados, lo que convierte Alcalá en una auténtica ciudad universitaria, con más de treinta colegios menores.

 

Es aquí donde nacen las indumentarias de los alumnos, que se diferencian entre ellos por el color de las telas. En concreto los de órdenes religiosas vestirán hábitos, mientras que los laicos llevarán el traje compuesto por bonete, manto beca y rosca.

 

Por aquello de la cercanía a la Corte, la Universidad de Alcalá se convertirá en el centro educativo de España, siendo el modelo para las universidades de la América Hispana, y convirtiéndose en foco del humanismo.

 

Pero poco a poco el prestigio de la Universidad fue cayendo. Así a finales del siglo XVIII unos nuevos Estatutos intentaron separar el Gobierno de la Universidad del del Colegio Mayor de San Ildefonso. además de fusionar varios colegios menores. La “Real Universidad de Alcalá”, que es el nuevo nombre que tendrá la institución, también se traslada de sede, ocupando el Colegio de los Jesuitas, lo que hoy es la Facultad de Derecho; y entrará en la historia porque, en 1785, confiere el grado de Doctora en Filosofía a la primera mujer que lo recibirá en España: María Isidra de Guzmán. Pero el experimento dura poco. En 1797, la Universidad regresa a su sede en el Colegio Mayor de San Ildefonso, donde permanecerá hasta 1836.

 

Y es que con el reinado de Isabel II se decide trasladar la Universidad a Madrid, donde tomará el nombre de Universidad Central, y desde 1970, Universidad Complutense. La salida de la Universidad de Alcalá fue un absoluto cataclismo para la ciudad pues los edificios, repartidos por todo lo que hoy es el Casco Histórico, se subastaron y pasaron a manos privadas.

 

Eso sí, podría haber sido peor, pues el nuevo propietario quería convertir el Colegio Mayor en un criadero de gusanos de seda, pero vendió el complejo a Javier de Quinto que se llevó de la ciudad las obras de arte que decoraban la universidad.

 

Con el legado de la Universidad en riesgo, los vecinos de Alcalá crean, en 1851 una sociedad para proteger y conservar su patrimonio, la llamada Sociedad de Condueños que hoy en día sigue siendo propietaria de una parte de los edificios.

 

Y así termina la historia de la Universidad en Alcalá, hasta que en 1977 resurge con nuevo nombre. Dos años antes, la Complutense, que ya había crecido mucho, crea un campus en Alcalá para descongestionarse. Este nuevo campus será el germen de lo que se conocerá como “Nueva Universidad de Madrid con sede en Alcalá”. En 1981 nació oficialmente la “Universidad de Alcalá de Henares” que desde 1996 pasará a denominarse “Universidad de Alcalá”.

 

Samuel Román

eltelescopiodigital.com