Más del 80% de los contagiados con síntomas pierde el gusto y el olfato
El Clínico estrena programa para que recuperen los sentidos
La Unidad de Olfato del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha recientemente un programa destinado a recuperar los sentidos del olfato y gusto en pacientes infectados de COVID-19, a través de un entrenamiento que consiste en la estimulación repetida de la vía olfatoria para recuperar la funcionalidad perdida tras la enfermedad, mediante una selección de olores.
Entre un 80% y un 90% de los contagiados sintomáticos de COVID-19 padecen o han padecido una disfunción del gusto y el olfato como un síntoma más de la enfermedad, por lo que esta alteración está siendo de gran importancia en el diagnóstico de la misma, y requiere un tratamiento individualizado.
La pérdida completa o parcial del olfato, e incluso otras alteraciones como la percepción de olores desagradables, o la distorsión de un olor, pueden aparecer como una de las primeras manifestaciones de la enfermedad. Al perder el olfato, también se suele alterar la percepción del sabor de los alimentos, puesto que las partículas volátiles de la comida estimulan también el sentido del olfato por vía retronasal, para aportar gran parte de la información sensitiva.
Con esta terapia, el paciente entrena su olfato y su capacidad cerebral para identificar olores, almacenarlos y recordarlos, acelerando de esta manera la regeneración de las células dañadas. Este entrenamiento es una rutina diaria de dos sesiones (mañana y tarde), de unos 10 minutos de duración, durante varios meses, y consiste en oler distintos frascos de aceites esenciales, tratando de identificar cada aroma. Este tratamiento se personaliza en función de los resultados y se complementa con un cuadernillo que el paciente debe rellenar y entregar al finalizar, con el fin de mejorar el cumplimiento, evaluar la mejoría olfativa y valorar una posible modificación de la pauta de olores entrenados.
Tras completar esta rehabilitación olfatoria, los especialistas de la Unidad realizan una nueva prueba para ver el grado de mejoría que ha conseguido el paciente. Como indica Pablo Sarrió, otorrinolaringólogo y responsable de esta Unidad de Olfato, “con este entrenamiento se consigue acelerar la recuperación del olfato en gran medida, hasta tal punto que los pacientes pueden mejorar en varios meses lo que sin tratamiento podrían tardar muchos años en recuperar”.
Los trastornos del olfato han sido clásicamente infradiagnosticados, bien por no disponer de centros con adecuado instrumental para medir el sentido del olfato, bien por considerarse una patología secundaria en cuanto a importancia clínica. Pese a que no suele causar consecuencias graves, la pérdida de olfato tiene una incidencia alta, ya que afecta aproximadamente al 10% de la población.
Por este motivo, el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico San Carlos creó una unidad monográfica de Olfato en 2017, para que estos pacientes puedan recibir una atención médica adecuada frente a una patología que resulta frustrante para su calidad de vida ya que puede condicionar la disminución del apetito, la ingesta de alimentos en mal estado, problemas de higiene personal, la no percepción de fuego o gases tóxicos y otros problemas de tipo social y laboral.
Desde su puesta en marcha, esta unidad ha atendido a más de 280 pacientes, aquejados de pérdida de olfato por infecciones virales del sistema respiratorio superior, alergias, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades congénitas, traumatismos craneoencefálicos, pólipos, tumores y otras causas. También se realizan pruebas de olfato a pacientes programados para una intervención quirúrgica de tumores de base de cráneo anterior (antes y después de la operación), en los que la cirugía puede alterar la percepción olfativa por lesión de las áreas involucradas.
Para la detección y tratamiento de los trastornos del olfato, estos profesionales del Clínico San Carlos realizan un estudio superespecializado. Partiendo de una exploración nasal junto a otras pruebas complementarias de imagen como la tomografía axial computarizada, o la resonancia magnética nuclear, se localiza el área afectada y se determina la causa concreta, para así individualizar el tratamiento.
Posteriormente se realiza una olfatometría para estudiar la cantidad de olfato que ha perdido el paciente y la cualidad de esas pérdidas (detección, identificación, discriminación). Tras realizar una historia pormenorizada se indican los tratamientos médicos, quirúrgicos y/o rehabilitadores que precisa cada paciente.
La Comunidad de Madrid lidera un proyecto de bioingenería innovadora para reparar el tejido cerebral dañado por un ictus cerebral. La investigación se lleva a cabo con ratones a los que se han implantado células madre de origen mesenquimal encapsuladas en un biomaterial inocuo y biocompatible: la fibroína de seda. Tras recibir este tratamiento, los ratones han experimentado una mejora significativa de sus capacidades sensoriales y motoras, que habían quedado dañadas tras el infarto cerebral. El proyecto cuenta con 702.305 euros de financiación por parte del Gobierno madrileño.
El equipo que lleva a cabo el estudio está formado por un grupo de investigadores del Centro de Tecnología Biomédica (CTB) de la Universidad Politécnica de Madrid. Han participado también investigadores de la Universidad Computense de Madrid, del Instituto Cajal y del Hospital Clínico San Carlos. Todos ellos han demostrado que esa mejoría funcional ha ido acompañada de fenómenos de reorganización cerebral en áreas próximas a la zona dañada.
El biomaterial utilizado, la fibroína de seda, aumentó considerablemente la supervivencia de células madre implantadas en el cerebro, impidiendo una mayor extensión del daño provocado tras el ictus cerebral. Por tanto, esta encapsulación ha demostrado incrementar la tasa de supervivencia de las células madre implantadas en el cerebro y ha influido positivamente en la reparación del tejido nervioso dañado, evitando la extensión de la lesión.
Este estudio se desarrolla en el marco del proyecto Neurocentro-CM y está cofinanciado por el Fondo Social Europeo (FSE) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Además, la Comunidad de Madrid está creando el primer centro piloto de estudio integrado de desórdenes neurológicos, que integra grupos científicos, clínicos y empresas con el objetivo de mejorar la atención y el tratamiento de pacientes afectados por estas patologías.
Se espera que el desarrollo de este proyecto y la actividad científicotecnológica constituyan una plataforma para la transferencia tecnológica y la investigación traslacional, potenciando alianzas con hospitales y empresas del sector biosanitario que contribuyan al sostenimiento y progresivo crecimiento de Neurocentro como un referente a nivel nacional e internacional.
En este sentido, investigadores del Centro de Tecnología Biomédica (CTB) de la Universidad Politécnica de Madrid trabajan con una empresa del sector en la creación de un doctorado industrial, financiado también por la Comunidad de Madrid y en colaboración con el proyecto Neurocentro, que consiste en la traslación clínica de un nuevo sistema de encapsulación e inyección intracerebral mediante el gel de formación in situ.
Fuente: eltelescopiodigital.com