La Comunidad de Madrid dedica una exposición virtual al papel de la mujer en la Guerra Civil
El 57% de los trabajadores públicos en España son mujeres
La Comunidad de Madrid presenta la exposición virtual Mujeres en guerra’, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, y coincidiendo con el 85 aniversario del inicio de la Guerra Civil en España, que pretende hacer visible el papel destacado de miles de mujeres que contribuyeron a la contienda de forma activa y diversa como enfermeras, milicianas, trabajadoras, intelectuales o políticas. Del mismo modo la muestra recuerda a aquellas otras: madres, hijas y esposas que, desde el anonimato, sufrieron silenciosamente las consecuencias de la contienda.
Los fondos fotográficos y textuales, custodiados en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, cuentan con cientos de imágenes que recogen la aportación de las mujeres a la contienda desde muy diversas perspectivas, sin olvidar que fue muy distinta en cada uno de los bandos. Martín Santos Yubero, Gerardo Contreras y la colección ‘Madrileños’ nos descubren imágenes inéditas entre las que encontramos a mujeres referentes de la época como Dolores Ibárruri ‘La Pasionaria’, Victoria Kent, Margarita Nelken, Isabel Oyarzábal o Pilar Primo de Rivera. Junto a ellas, perfiles más anónimos como miembros del Socorro Rojo Internacional, enfermeras en los hospitales madrileños, trabajadoras en el Metro, operarias en las fábricas, costureras para el frente o aquellas que colaboraron en la construcción de refugios antiaéreos.
Por su parte, los documentos textuales que forman parte de esta exposición -pertenecientes al Fondo Diputación Provincial de Madrid y a los fondos documentales históricos de los municipios madrileños de La Cabrera y Fuentidueña de Tajo- también aportan valiosos testimonios de la presencia de las mujeres en la contienda.
Si algo diferenció a la Guerra Civil Española respecto a otros conflictos bélicos del pasado fue la presencia de la mujer en el frente. Las milicianas acapararon la atención de los reporteros de guerra, quizá por la novedad que suponía encontrar a mujeres en primera línea de batalla ocupando un rol que, hasta entonces, había estado reservado a los hombres.
Las imágenes custodiadas en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid nos llevan a los primeros momentos de la contienda, cuando los ánimos aún estaban muy altos. Así encontramos fotografías de 1936 que nos muestran a unas jovencísimas milicianas exultantes, encaramadas sobre un muro de piedra y portando en una mano la bandera de la República y en la otra un fusil.
Del mismo año nos sorprenden dos fotografías en las que parecen haberse invertido los roles y son las milicianas quienes enseñan el manejo de los fusiles a un grupo de muchachos que las observan con mucha atención. También encontramos escenas más cotidianas del frente en las que las milicianas cortan leña en Sigüenza o lavan sus ropas junto al puente del río Jarama en Aranjuez.
Junto a estas imágenes, aparece un interesante documento del Archivo Histórico Municipal de La Cabrera. Se trata de un certificado expedido por el Capitán Médico de Sanidad Militar y Jefe del Equipo Quirúrgico de La Cabrera (Sector de Somosierra) que informa de la amputación de la extremidad inferior del antebrazo a la miliciana Rosario Sánchez. Conocida como ‘Rosario la dinamitera’, se convirtió en leyenda, querida y admirada por muchos intelectuales de la época y a quien Miguel Hernández dedicó un poema.
Pero la primera línea de combate no era propiedad exclusiva de las milicianas. Multitud de mujeres se unían a las tropas como enfermeras de guerra, y así nos las muestra Martín Santos Yubero en instantáneas que nos desplazan a Mirabueno (Guadalajara). Junto a ellas un documento fechado el 3 de noviembre de 1938, en el que Elisa Gras Beranger, enfermera de la Beneficencia Provincial, solicita prestar servicios de enfermera en los equipos quirúrgicos de vanguardia del Ejército Nacional. También aquí aparece otro
interesante documento, esta vez protagonizado por dos madres de Fuentidueña de Tajo que solicitan al Jefe de la 201 Brigada Mixta que sus hijos de 17 años sean dados de baja en el ejército “por tener poca edad para la lucha en defensa de la causa”.
En la retaguardia, las enfermeras desarrollaron una labor asistencial de primer orden. El comienzo del conflicto se caracterizó por la falta de personal sanitario, especialmente de enfermería, y un creciente número de enfermos y heridos que necesitaban asistencia. En el bando nacional, las religiosas y voluntarias se encargaron del cuidado de enfermos. En el republicano sólo voluntarias. Únicamente las mujeres cualificadas podían ejercer, mientras que las voluntarias se encargaban de los cuidados básicos, resultando un perjuicio para los heridos por su falta de formación.
Por ello y con el transcurso del conflicto se formaron enfermeras, lo que supuso una profesionalización de la enfermería, brindando la posibilidad de formación a la clase obrera, que hasta entonces no había tenido acceso a una educación cualificada. Así pues, la profesión de enfermera adquirió un componente político y de clase social para las mujeres, siendo una de las pocas profesiones a las que se les permitió continuar ejerciendo cuando finalizó el conflicto.
En este sentido, encontramos un documento de 1938 que recoge las bases de la convocatoria para la provisión de 20 plazas de enfermeras supernumerarias con destino a los establecimientos sanitarios provinciales. Las bases recogen los méritos y pruebas que debían pasar las aspirantes, así como la certificación de su buen estado de salud y capacidad física para el ejercicio del cargo. Superadas las pruebas, las aspirantes ingresaban en la Escuela Oficial de Capacitación de Enfermeras como alumnas y ocupaban las vacantes en alguno de los centros de la red sanitaria provincial.
Las imágenes de los reporteros gráficos custodiadas por la Comunidad de Madrid nos muestran diferentes instantáneas de los denominados Hospitales de Sangre cuya finalidad fue la de atender a los heridos de guerra. Estos centros, que ascendieron a más de setenta, dependieron, generalmente, del Ministerio de la Guerra, autoridades provinciales, comités obreros y Cruz Roja.
Así vemos fotografías de los Hospitales de Sangre de El Escorial y de Izquierda Republicana realizadas por Martín Santos Yubero en 1936. También encontramos imágenes de enfermeras realizando diversos trabajos en radioterapia y curas, ayudando en la realización de transfusiones, o posando junto a sus pacientes, heridos de guerra, a la entrada del Hospital de Maudes, edificio que fue incautado por el Socorro Rojo Internacional para dar servicio y asistencia médica al Ejército Republicano.
Complementando estas fotografías, documentos muy interesantes como el Acuerdo de la Comisión Permanente del Consejo de Gobierno Interior de la Diputación Provincial de Madrid, fechado en abril de 1938, en el que se valora la solicitud formulada por la Sociedad de Empleados de Hospitales y Análogos de Madrid y su limítrofes-UGT para reducir sus plantillas de personal masculino y admitir, en su lugar, personal femenino. También muy descriptivo de la situación de muchas mujeres, que trabajaron en la asistencia sanitaria, es un Oficio de 19 de julio de 1938, procedente del Socorro Rojo Internacional (Comité Este Nº 1. Barriada Salamanca) enviado al Presidente del Consejo Provincial de Madrid solicitando el ingreso en el Hospital de San Juan de Dios de Carmen Martínez Lillo, enferma de tuberculosis, que prestaba servicios en los laboratorios de la Farmacia Militar.
Fuera del frente y de la asistencia a enfermos y heridos de guerra, el papel de las mujeres fue también muy intenso en labores de ayuda al abastecimiento en comedores, como operarias en fábricas, cosiendo ropa para el frente, ocupando los puestos que los hombres dejaron en los medios de transporte públicos o colaborando en tareas puntuales. Algo que podemos ver en un reportaje de febrero de 1938, realizado por Gerardo Contreras, en el que decenas de mujeres y niños trabajan, palas y picos en mano, en la construcción de refugios antiaéreos en Madrid.
Otro de los reportajes que mayor interés despierta dentro de este apartado es el protagonizado por las integrantes del Socorro Rojo Internacional a las que vemos repartiendo una importante cantidad de víveres destinados a la población y a los hospitales de guerra en imágenes fechadas en marzo de 1937. Junto a estos reportajes, esta exposición virtual nos muestra documentos como la solicitud de la Federación de Sociedades de ‘Amigos de la Escuela’ dirigida a la Diputación Provincial de Madrid en la que pide conceder una medalla a todas las madres y mujeres españolas que contribuyen a dar cumplimiento al punto III de la Tabla de los Derechos del Niño (Declaración de Ginebra) y a la que tendrían derecho las madres que se desprendieron de sus niños por encontrarse en zona de guerra, las madres que salieron con ellos y las madres y mujeres que los recibieron y alimentaron en la retaguardia.
También interesante es una solicitud, fechada el 1 de octubre de 1938, en la que Venancia Martín Sanz pide que le sean devueltas sus dos hijas, alumnas de la Escuela-Hogar ‘Manuel Bartolomé Cossío’, evacuadas en Valencia, para ponerlas a disposición de la Compañía de Tranvías, ya que han sido reclamadas para tal efecto.
Otro apartado singular de esta muestra son las imágenes de mujeres pioneras y referentes, como la abogada y política Victoria Kent que aparece reconociendo el frente de Somosierra, o la escritora Sofía Blasco a la que encontramos fotografiada por Santos Yubero en un reportaje de 1936 gestionando una cantina en el frente de guerra de la sierra de Guadarrama. Sofía, apodada como ‘la madrecita’, surtía de las cosas más necesarias a los milicianos y milicianas que luchaban en el frente realizando también labores de enfermera.
La escritora, crítica de arte y política española Margarita Nelken también protagoniza varias imágenes en las que podemos verla rodeada de decenas de personas durante la entrega de una bandera al batallón que llevaba su nombre en el solar de la antigua Iglesia de Jesús.
Otra de las mujeres icono y protagonistas de la época es Isabel Oyarzábal Smith, política y escritora española, a la que encontramos durante la gira que realizó a Estados Unidos para recabar apoyos a favor de la causa republicana. Isabel posa en la cubierta del Queen Mary para Gerardo Contreras en un reportaje de 1936 y atendiendo a los periodistas norteamericanos en el hall de un hotel neoyorquino.
Junto a todas ellas, mujeres del bando republicano, una del bando Nacional, Pilar Primo de Rivera, de la que encontramos un documento fechado el 2 de noviembre de 1938. Se trata de un Oficio que firma como Delegada Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., agradeciendo al Presidente de la Diputación Provincial de Madrid el acuerdo tomado por esa institución con motivo de honrar la memoria de José Antonio Primo de Rivera.
Finalmente la muestra recoge curiosas imágenes costumbristas en un escenario marcado por la guerra. Así como la literatura fue un aliado para muchos escritores en tiempos de guerra, los fotógrafos de la época también se convirtieron en testigos inmortalizando momentos y escenas que hoy perduran gracias al legado de sus objetivos siempre atentos.
Muchas de esas imágenes denunciaron violencia, hambre, miseria o desesperación. Pero también escenas amables de una sociedad que tenía que seguir viviendo. Aparece así un costumbrismo fotográfico que nos muestra la realidad sin maquillar, captada en el lugar y el momento adecuado. Una realidad que congela el tiempo y nos lo presenta en forma de ironía, denuncia social, o de simple curiosidad. Martín Santos Yubero nos presenta un reportaje fotográfico con diversas escenas que representan perfectamente este costumbrismo en tiempos de guerra. Así asistimos a una emotiva escena donde una miliciana lee a un compañero de filas la carta que acaba de recibir; en otra sorprende con su objetivo a una joven que se mira frente al espejo de un aseo mientras se coloca un casco militar; acompañando a estas unas muchachas arreglan una moto y, a su lado, otra imagen de una miliciana que escucha atenta a un compañero que parece muy alterado.
Visita a la expo virtual ‘Mujeres en guerra, en el Portal de Archivos http://www.madrid.org/archivos
http://www.madrid.org/archivos/index.php/actividades/exposiciones-virtuales
Del total de los 56 centros municipales dependientes del Área de Cultura, Turismo y Deporte, 33 están dirigidos por mujeres, según la evaluación realizada por el área entre la Red de Bibliotecas Municipales, los museos y centros de arte y los teatros.
La delegada Andrea Levy ha expresado su satisfacción al constatar que el Ayuntamiento de Madrid cumple con la Ley de Igualdad y ha manifestado su compromiso por hacer efectiva la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. “Todas las mujeres que están dirigiendo nuestros centros han demostrado sobradamente su talento y capacidad en la gestión cultural”, ha destacado.
De los 42 centros que actualmente conforman la Red Municipal de Bibliotecas, 24 cuentan con directoras. Entre ellas, destacan espacios singulares para los vecinos como la Biblioteca Eugenio Trías del parque de El Retiro, dirigida por Estela Gonzalo; la Biblioteca Histórica Benito Pérez Galdós, de Conde Duque, dirigida por Teresa Artigas o la moderna Biblioteca Ana María Matute, de Carabanchel, de la que María Isabel Sánchez es jefa de sección.
La paridad es total en el caso de los museos municipales. Hortensia Barderas es la directora del Museo de Historia de Madrid y María Ángeles Salvador, la del Museo de Arte Contemporáneo, mientras que Eduardo Salas dirige el Museo de San Isidro y Francisco Marín la Imprenta Municipal-Artes del Libro.
En el campo escénico es donde el liderazgo femenino más ha avanzado en la ciudad de Madrid. Por primera vez, todos los teatros dependientes de Madrid Destino están dirigidos por mujeres: el Teatro Español y sus Naves en Matadero por Natalia Menéndez; Teatro Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa, con Laila Ripoll al frente; Teatro Circo Price, dirigido por María Folguera; Conde Duque, por Natalia Álvarez Simó y la Quinta de los Molinos tiene como directora a Beatriz de Torres. El mapa teatral se completa con el Teatro de Títeres de El Retiro, dirigido por Guillermo Gil.
En 2010 ya había más mujeres, 1,42 millones (52,71%), que hombres, 1,27 millones (47,28%). Y en 2020, según el último boletín estadístico del personal al servicio de las administraciones públicas, publicado en diciembre pasado, la presencia de la mujer es aún mayor, porque las administraciones públicas cuentan en España con 2.598.481 efectivos, de los que 1,47 millones son mujeres (56,76%) y 1,12 millones son hombres (43,23%).
Por administraciones públicas, donde más ha crecido la presencia de la mujer es en el Sector Público de las Comunidades Autónomas, que cuenta con 1.528.917 efectivos, de los que más del doble, 1.036.902 (67,8%) son mujeres y 492.015 (32,2%) hombres. La evolución ascendente de la presencia femenina es permanente, aunque ya en 2010, las comunidades autónomas contaban con 930.780 (64,5%) mujeres frente a 512.898 (35,5%) hombres. Hay que tener en cuenta que Educación y Sanidad, sectores donde la presencia femenina es muy importante, son servicios, con su personal correspondiente, traspasados a las comunidades autónomas.
Las entidades locales cuentan hoy con 553.633 efectivos, prácticamente con igualdad de género entre sus empleadas y empleados públicos, si bien, con ligera ventaja de las mujeres, 277.460 (50,11%), sobre los hombres, 276.173 (49,88%). La evolución en la última década ha sido favorable a la presencia femenina, y ya en 2020, las mujeres superan a los hombres. En 2010, por el contrario, los hombres contaban con mayor presencia, 348.746 (53%), que las mujeres, 309.159 mujeres (47%).
El Sector Público del Estado registra todavía un desequilibrio en el camino de la igualdad, aproximadamente cuenta con dos tercios de hombres y un tercio de mujeres. Se debe, tradicionalmente y también hoy, a la mayor presencia masculina en las Fuerzas Armadas y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que desequilibra las cifras del conjunto del Sector.
En 2010 contaba el Sector Público Estatal con 413.062 hombres (69,5%) y 181.070 mujeres (30,5%). En 2020, las distancias prácticamente se mantienen igual. De los 515.931 efectivos con que cuenta el Sector Público Estatal, 355.284 son hombres (68,9%) y 160.647 mujeres (31,1%).
Sin embargo, la Administración General del Estado (Sector Público del Estado excluyendo FFAA y FCSE), integrada por el personal de los ministerios y sus organismos públicos, cuenta con 230.395 efectivos, prácticamente con presencia igual de hombres, 117.460 (51%), y mujeres, 112.935 (49%).
Hay sectores importantes en las administraciones públicas donde la presencia femenina, que ya era alta hace diez años, continúa aumentando. Es el caso de los docentes no universitarios, con un 71,1% de mujeres frente a un 28,9% de hombres.
Más importante aún es la presencia femenina en el sector sanitario integrado en el Sistema Nacional de Salud, donde las mujeres, que eran un 70,3% en 2010, alcanzan ya el 75,3%, es decir, ocupan tres de cada cuatro empleos.
El caso contrario lo encontramos históricamente, hoy también, en las Fuerzas Armadas, con 102.521 hombres (87,1%) y 15.133 mujeres (12,9%). También en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, actualmente con 56.890 hombres (84,5%) y 10.390 mujeres (15,5%) en el Cuerpo Nacional de Policía, y 70.112 hombres (92,3%) y 5.834 mujeres (7,7%) en la Guardia Civil.
Fuente: eltelescopiodigital.com