El tigre vuelve a rugir en Kazajistán
El tigre te necesita más que nunca
70 años después de su extinción, hemos logrado que el tigre siberiano vuelva a rugir en Kazajistán. Un rayo de esperanza para un animal hermoso y majestuoso que es una de las mayores víctimas del tráfico de especies.
En el último siglo perdimos el 97 % de los tigres, se han extinguido los tigres de Bali, Java y Caspio; y, cada año, los furtivos asesinan a una media de 100 ejemplares.
Gran éxito de conservación
Hace pocos días, Bodhana y Kuma, dos tigres siberianos de nuestro programa de cría en cautividad, viajaron desde el Refugio Stichting Leeuw (Países Bajos) a la Reserva Natural de Ile-Balkash (Kazajistán). Antes de su reintroducción, liberamos especies presa claves para ellos, como el ciervo de Bukhara y el Kulan y restauramos con árboles autóctonos una superficie equivalente a 50 campos de fútbol.
Sus crías serán los primeros tigres siberianos salvajes en Kazajistán en siete décadas y esperamos que en 2035 haya unos 50 en un país de donde nunca debió desaparecer.
No escapa del peligro
A pesar de su protección, entre 2000 y 2018 fueron incautados más de mil tigres troceados en el Sudeste asiático y los furtivos han colocado en áreas protegidas más de 12 millones de trampas que atrapan, mutilan y matan a muchos animales que agonizan durante días antes de morir de hambre, sed o por sus heridas.
Los tigres son cazados para traficar con sus huesos, usados por sus falsos poderes afrodisíacos o anticancerígenos milagrosos; para vender su piel y confeccionar alfombras y objetos de decoración; y para arrancarles sus garras y colmillos, que son vendidos como amuletos.
Además, hay tres veces más cautivos que libres: 14 000 malviven encerrados en fosos y jaulas de zoos o granjas, donde son criados para traficar con sus huesos y pieles.
Más de medio siglo luchando por el tigre
Con mucho esfuerzo y gracias al apoyo de nuestros socios, socias y donantes, hemos aumentando un 74 % el número tigres salvajes: de los 3200 que había en 2010 a los 5574 actuales. Duplicamos su población en Nepal y lo estamos recuperando en Bután, China, India y Rusia. Pero no podemos bajar la guardia ya que los traficantes lo están llevando a su extinción en la mayoría de países del Sudeste asiático.
Desde hace más de 60 años en WWF protegemos su hogar y restauramos sus hábitats perdidos, como los bosques del noreste de China, hogar del tigre siberiano, donde hemos plantado 50.000 árboles.
Creamos reservas y corredores para reconectar poblaciones aisladas en los 13 países donde sobrevive: ya hay más de 100 áreas de conservación de tigres. Fomentamos el ecoturismo y el diálogo con comunidades locales para posibilitar la coexistencia.
Y luchamos sin descanso contra el tráfico de especies, apoyando a los guardas que se enfrentan a los furtivos, trabajando con gobiernos para endurecer la persecución de este crimen y vigilando la venta de sus partes en mercados clandestinos.
Pero queda mucho por hacer y el mayor felino sigue necesitando ayuda. No permitas que silencien su rugido
¡Súmate a nuestra la lucha y RUGE por el TIGRE!