Como si nos prendiéramos fuego a nosotros mismos
Cada vez que se quema el monte es como si nos prendiéramos fuego a nosotros mismos.
El de Navalacruz y su entorno, en Ávila, ha sido uno de los peores incendios sufridos en España en los últimos años: más de 22.000 hectáreas.
Cuesta imaginar la cantidad de biodiversidad perdida que ahora se ha convertido en cenizas. El fuego ha afectado a la Red Natura 2000, concretamente a la Zona Especial de Conservación (ZEC) de la sierra de la Paramera y la Serrota, que acoge a multitud de especies y hábitats amenazados y protegidos.
Todavía no se puede calcular el número de aves que se han visto afectadas, pero la cifra puede ser dramática ya que la zona presenta una gran riqueza ornitológica, con una abundante presencia de rapaces forestales y rupícolas, entre las que destacan buitre leonado, águila real, águila perdicera, halcón peregrino, milano real o búho real, entre otras.
Con cada fuego perdemos una oportunidad para salvar nuestro planeta, para salvarnos. Estos incendios provocan una fragmentación en los ecosistemas que lleva mucho tiempo recuperar, a veces décadas.
Aunque el incendio de Navalacruz fue fortuito, muchos otros no lo son. En casi 10 años, se han multiplicado por cinco el número de sentencias condenatorias por delitos ambientales, entre los que se encuentran los incendios. En SEO/BirdLife esta es una prioridad y gracias a ello en los últimos años hemos ganado en los tribunales más de 60 casos. Sin embargo, queda mucho por hacer: de los cerca de 1900 incendios de este año, más de la mitad han sido intencionados.
Debemos seguir trabajando para que cada uno de estos delitos contra el medio ambiente sea juzgado, no podemos parar.
Los incendios forestales se combaten con agua y respeto por la naturaleza: ayúdanos a darle la vuelta a una tendencia que nos lleva al desastre...
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